La llamada disfunción eréctil, o la dificultad para conseguir o mantener la erección, es una de las preocupaciones más frecuentes por la que los hombres consultan a profesionales de la sexología.
Puede tomar diversas formas. En algunos casos, se consigue una erección pero se pierde en el transcurso de la relación sexual, sobre todo en el momento de iniciar las relaciones de penetración. En otros casos, la erección no llega a conseguirse. Y en todos los casos, es vivido con una gran angustia y preocupación y termina convirtiéndose en un círculo vicioso del que resulta difícil salir sin ayuda.
Me gustaría contarte algunas cosas que pueden resultarte útiles si tu o tu pareja os encontráis en esta situación:
Hay determinados problemas (hipertensión, problemas cardiovasculares…) que pueden influir en la erección, pero cuando no hay factores de este tipo, las causas más frecuentes son de naturaleza psicógena. La tensión, la angustia o la excesiva preocupación por la erección son los factores precipitantes más habituales de la disfunción eréctil.
Cuando tus dificultades con la erección se producen en algunas situaciones (relaciones sexuales en pareja, cuando te vas a poner un preservativo o cuando vas a iniciar la penetración), pero no en otras (cuando te masturbas), apunta a que las causas son de naturaleza psicógena, y no física.
Cuando un hombre tiene dificultades con la erección, su pareja lo vive con malestar, pues se interpreta como “no me desea” o “no le atraigo lo suficiente”. Pero muchas veces sucede justo lo contrario: cuanto más se desea a la pareja, mayor es la angustia ante la expectativa de que algo funcione mal.
Cuando un hombre está experimentando estas dificultades, ayuda una actitud comprensiva de su pareja. Es importante tener en cuenta que si la presión y la angustia causan y agravan estos problemas, los reproches o enfados no ayudan a mejorar, sino que empeoran la situación. Está demostrado que cuando la pareja se muestra comprensiva y no presionante, las probabilidades de solución son mucho mayores.
Si tu pareja o tú estás viviendo dificultades de este tipo y pasado un tiempo no haz logrado mejorar, lo más apropiado es buscar ayuda profesional antes de que el paso del tiempo deteriore más nuestras relaciones.